Artículo publicado originalmente en El Universal.
Cada vez escuchamos con mayor frecuencia la palabra wellness, un término en inglés que hace referencia a un estilo de vida que se basa en potenciar el bienestar físico, mental y espiritual de las personas. Aunque no es un concepto nuevo, en poco tiempo se ha incorporado en diversos ámbitos, y uno de ellos es el económico.
Son muchos los factores que han contribuido al impresionante auge que ha tenido la economía de bienestar en años recientes, pero algunos expertos destacan que la principal razón es el acelerado ritmo de vida y los crecientes niveles de estrés que han llevado a que cada vez más personas busquen estar mejor en distintos aspectos.
Aunque resulta un tanto complejo delimitar la economía del bienestar por la cantidad de sectores involucrados y la convergencia entre estos, el Instituto Global de Wellness (GWI, por sus siglas en inglés) desde hace algunos años se dedica a cuantificar el tamaño de este sector, a medir su impacto en la economía y a proyectar su potencial de crecimiento a nivel global y por país. El GWI define a este rubro económico como la industria que permite a los consumidores incorporar actividades de bienestar y estilos de vida en su día a día, y la estima en 4.2 billones de dólares, alrededor de 5.3% de la producción económica mundial en 2017. La economía del bienestar abarca diez subsectores diversos, dentro de los cuales destacan, por su importancia, el cuidado personal y la belleza, alimentación saludable, nutrición y pérdida de peso, ejercicio, cuerpo y mente, y el turismo de bienestar.
Desde que el GWI comenzó a medir este rubro en la economía en el año 2014, este ha crecido 5.8% anual, y sus proyecciones para los siguientes años son muy prometedoras.
Dentro de la industria wellness, uno de los sectores con mayor nivel de crecimiento es el turismo de bienestar, que se refiere a la práctica de viajar a un destino diferente al lugar de residencia para obtener tratamientos terapéuticos o preventivos para estar mejor física, mental y espiritualmente. De acuerdo con el GWI, esta clase de turismo representaba en 2017 un mercado global de 639 mil millones de dólares, con tasas de crecimiento del doble que el sector turístico tradicional. Este auge ha sido estimulado por una creciente clase media, un aumento en el deseo de los consumidores de adoptar un estilo de vida de bienestar y un creciente interés en los viajes de experiencias.
México se encuentra muy bien posicionado dentro de este rubro turístico, ya que es el principal destino de este tipo de viajeros en América Latina y ocupa el onceavo lugar a nivel mundial, de acuerdo con la última edición del ranking del GWI. El informe indica que el mercado mexicano está valuado en 12.8 mil millones de dólares, más del triple que Brasil, el segundo destino de la región.
El potencial de crecimiento de este mercado representa una oportunidad muy atractiva para nuestro país, ya que los viajeros de bienestar, tanto nacionales como internacionales, gastan más por viaje que el turista promedio. En 2017, los turistas internacionales de wellness gastaron en promedio mil 528 dólares por viaje, 53% más que el típico turista internacional. Para aprovechar aún más el potencial que este mercado ofrece, México debe realizar un esfuerzo decidido para atraer una mayor proporción de estos visitantes, tanto nacionales como internacionales. Para ello debe estar a la vanguardia de lo que buscan y con base en ello fortalecer y diversificar su oferta de alojamientos, servicios y experiencias hacia estilos de vida de bienestar holístico. Un punto de partida indispensable para ello es mejorar la seguridad del país.
Luis Durán es presidente y CEO de Laureate México y UVM. También preside la Comisión Nacional de Educación de Coparmex.
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