Tener el espíritu de los emprendedores sociales es admirable, pero pocas veces rentable en términos de negocios. Por eso Guillermo Jaime Calderón, Presidente Ejecutivo y CEO de Grupo MIA, te explica las razones por las que es mejor asumir el rol de empresarios sociales.
Los emprendedores sociales se caracterizan por atender diversas problemáticas de la sociedad, buscando soluciones innovadoras y creativas, pero se enfrentan con frecuencia con un principal obstáculo: obtener financiamiento.
“Los emprendedores sociales son un detonador del verdadero cambio, pero ser un emprendedor es un estilo de vida”, asegura Guillermo Calderón, quien hace 15 años fundó una empresa social que a la fecha atiende la necesidad de vivienda en comunidades rurales.
En febrero (2017), durante la ceremonia de entrega del Premio UVM por el Desarrollo Social, el empresario dirigió unas palabras a los 15 ganadores del certamen que reconoce a jóvenes emprendedores sociales. Ahí estableció los paradigmas que un emprendedor debe romper para asumirse también bajo el concepto de empresario social.
Aquí te compartimos los 3 aspectos a considerar para que los emprendedores sociales se conviertan en empresarios sociales, desde la experiencia de Guillermo Jaime Calderón, autor del libro “Capitalismo Social”:
1. Hacer filantropía está bien, pero hacer impacto social está mejor.
La filantropía hay que aplaudirla, el empresario podría hacer filantropía, pero siempre tiene un límite que es la capacidad de riqueza de la empresa. Cuando las empresas comienzan a tener crisis económicas, los primeros programas que desaparecen del plan son los filantrópicos, por la simple y sencilla razón de que no puedes regalar lo que no generas. Entonces “el principal problema que tiene la filantropía es que proviene de una fuente de riqueza que no es el propio negocio social”.
2. Romper el paradigma de que las empresas sociales no pueden ganar dinero.
Generar empresas sociales que sean capaces de generar una escala suficientemente grande, para lograr un impacto social alto, cambiar el país, pero basar la rentabilidad en la escala y no en el volumen es el punto de equilibrio entre la rentabilidad y el impacto social.
Las principales motivaciones de los emprendedores sociales nacen cuando han entrado en contacto con problemáticas complejas en comunidades más pobres o de alta marginación, consideradas como la base de la pirámide.
En cualquier escuela de negocios lo primero que te dicen es que tu misión como empresario es maximizar las utilidades de tu empresa. Se pueden generar empresas tremendamente grandes con un impacto igual de grande.
3. Pasar de ser emprendedor social a empresario social.
“Descolgarte el morral y colgarte el portafolio” es el primer paso, y esto significa dejar de pensar sólo con el corazón y empezar a pensar con la cabeza, siempre conectadas las dos cosas; porque una empresa que no crece, desaparece.
Ser empresario social no te hace diferente a uno que no lo es. Encontrar un terreno fértil con un modelo de negocios social favorecerá a que surjan las empresas que quieran apoyar tu proyecto. El que seas empresa social implica hacer un ejercicio de análisis sobre quiénes son tus competidores, dónde están tus debilidades y fortalezas. No hay ningún inversionista que ponga todo su dinero por el buen corazón del emprendedor social.
Los empresarios sociales están obligados a demostrar que su negocio es rentable y sostenible en el tiempo, si es que lo quieren llevar al siguiente nivel y no sólo como un estilo de vida.
“Cuando entendí todo esto decidí llevar la empresa al siguiente nivel y a la fecha hemos logrado que más de 200 mil personas tengan casa, estar presentes en otros países, haber conectado con fondos como el del Banco Interamericano de Desarrollo, y el modelo de negocio se ha convertido en caso de estudio en la Universidad de Harvard”.
Guillermo Jaime Calderón
Así que si tienes espíritu emprendedor y te interesa ser un agente de cambio social, toma en cuenta estos consejos del experto mexicano que ha demostrado que la riqueza y el impacto social pueden convivir muy bien y es la mejor forma de equilibrio en el desarrollo económico.