En los últimos años, los términos diversidad e inclusión han dominado todo tipo de conversaciones. Se ha hablado de ellos en contextos laborales, de entretenimiento y sociales, pero aún existen muchas dudas sobre su significado y relevancia. Hoy, no solo queremos contarte qué es la diversidad y la inclusión, sino por qué son términos importantes y lo que representan dentro de la sociedad actual.
¿Qué es la diversidad?
Existen muchos tipos de diversidad, pero en conmemoración del Mes del orgullo LGBTQ+, nos centraremos en la diversidad sexual. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) indica que esta hace referencia a todas las posibilidades que tienen las personas de asumir, expresar y vivir la sexualidad. Esto conlleva cada expresión, preferencia u orientación relacionada con la identidad sexual o de género que se vive.
Básicamente, la diversidad sexual se nutre de la variedad de formas en que los seres humanos vivimos nuestra sexualidad. No importa si eres heterosexual, homosexual, bisexual, transexual, etc. Nadie vive y expresa su intimidad de la misma forma que tú, incluso si comparte orientación, identidad o expresión de género.
La diversidad implica reconocer y atesorar que todas las ideas, deseos y expresiones corporales son válidas, siempre y cuando no afecten a los demás.
Es importante hablar de diversidad porque el mundo cambia cada día. Muchos temas que en el pasado se callaban hoy es imposible silenciarlos. La sociedad ha abierto su mente para aceptar, de una vez por todas, que todos somos diferentes.
Nuestras diferencias van más allá de lo físico: radican también en nuestros pensamientos y formas de expresar lo que somos y sentimos. Hoy más que nunca, las diferencias pueden verse como sinónimos de riqueza y motivos para convivir.
Por otro lado, también es importante reconocer que la diversidad se queda en una cuestión ideológica o de expresión, pues a la hora de exigir derechos y cumplir con nuestras obligaciones, todos somos iguales.
No importa quién nos guste, cómo lo expresemos o la imagen que demos, si queremos construir un mejor país en cuanto a oportunidades y respeto a la diversidad, es indispensable entender que esta construye puentes necesarios.
Una vez entendido que la diversidad no es algo malo, e incluso podría nutrir nuestras relaciones sociales, se vuelve necesario que todas las personas, sin importar su identidad o cómo la expresan, vean mejorada su calidad de vida.
¿Cómo se logra esto? Reconociendo que todas las personas, aun cuando puedan estar en alguna desventaja social, tienen los mismos derechos y deben recibir las oportunidades y recursos que requieran. En pocas palabras, aplicando la inclusión.
¿Qué es la inclusión?
Este término ha sido muy polémico en tiempos recientes, especialmente por quienes consideran que puede ser forzada. Sin embargo, luchar por una mejor calidad de vida y oportunidades igualitarias no es para nada algo forzado.
La inclusión promueve que exista una mayor igualdad entre todas las personas. Que haya acceso a servicios y consideraciones por igual, y una garantía de que todos podamos vivir dignamente.
Pero la inclusión no es solo un ideal de la sociedad, sino un compromiso para lograr un mejor futuro. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera la inclusión como parte de su Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Afirma que debe existir una cohesión entre las personas, la cual generará oportunidades de mejora para todos y un tejido social más sólido. Al poner en el centro la igualdad y la dignidad de las personas, es posible generar una gran transformación.
En el caso del colectivo LGBTQ+, la inclusión es importante porque muchos de sus miembros pierden oportunidades solo por formar parte de él. Tener una orientación sexual diferente a la de la mayoría, una identidad que algunos no entienden, o incluso expresarse libremente es motivo suficiente para que algunas organizaciones les dificulten trámites o les nieguen ofertas laborales.
Aunque no lo parezca, esto puede tener consecuencias a largo plazo. Si un país no saca provecho de toda su población económicamente activa, es imposible que alcance su potencial de productividad. Si existiera una participación verdaderamente inclusiva, no solo en el ámbito laboral, la sociedad estaría más completa y sería tolerante y efectiva. Además, sentaría las bases para un futuro prometedor entre las próximas generaciones.
Para entender qué es la diversidad y la inclusión, se debe valorar y practicar la igualdad desde las esferas más pequeñas: la familia, los grupos de amigos y las escuelas. Solo esos entornos te pueden acercar y ayudar a valorar a la gran variedad de seres humanos, expresiones y características que existen. Solo esos entornos y la convivencia cotidiana te enseñarán que hay belleza en cada color. Pero más importante aún: que al respetarlos ganamos todos.