Empiezas a estudiar con toda la intención de aprovechar el tiempo y estar lo más preparado posible para tu examen del día siguiente; un lugar en donde no te distraigas con facilidad, puedas sentarte cómodamente y poner la música que te ayuda a concentrarte. Abres el libro, el cuaderno, la tablet o la computadora y empiezas a leer.
Después de un rato empiezas a notar el cansancio, tanto ocular como mental, un molesto dolorcito de cabeza y, lo peor, te das cuenta de que no has comprendido ni retenido gran cosa.
¿Sabes que eso ocurre con frecuencia si no cuentas con la iluminación adecuada para leer y estudiar?
Pero, ¿cómo debe ser la iluminación ideal? Los expertos coinciden en que lo mejor es leer y estudiar con luz natural. Como esto no siempre es posible, la luz artificial debe utilizarse de manera consciente para evitar un desgaste innecesario de la vista.
Si los ojos tienen que esforzarse más para leer hay un mayor cansancio, menor concentración, y por lo tanto, menor retención.
Un estudio realizado en 2016 en Corea del Sur por el Instituto de Ciencia y Tecnología de ese país comparó el rendimiento de alumnos de cuarto grado que presentaban un examen de matemáticas dividiéndolos en dos aulas iluminadas por diferentes tipos de luz. Unos, los que se mostraron más alertas y obtuvieron mejores resultados, resolvieron la prueba bajo lámparas LED de luz fría de 6500k. El estudio también descubrió que las luces cálidas fomentan las actividades recreativas en el ámbito académico.
Aquí te van algunos consejos para optimizar tus sesiones de estudio: