Hablar frente a un grupo de personas puede parecer una situación cotidiana, pero para muchas y muchos estudiantes, representa un verdadero reto emocional.
Las manos sudan, las palabras se traban, y lo que parecía una idea clara se desvanece en cuestión de segundos. Es miedo. Un miedo tan común que, según cifras de la UNAM, el 75% de las personas experimenta ansiedad al hablar en público. Pero la buena noticia es que se puede superar.
En la preparatoria, este miedo puede convertirse en una oportunidad. Las exposiciones no solo cuentan como calificación, sino que forman parte del proceso para fortalecer habilidades esenciales como la comunicación, la seguridad personal y el pensamiento crítico. Por eso, si te cuesta trabajo exponer frente a la clase, aquí tienes una guía con estrategias claras, útiles y prácticas para hablar con más confianza y seguridad.
Por qué da miedo hablar en público y cómo enfrentarlo
El miedo escénico no es raro ni nuevo, y se presenta tanto en jóvenes como en adultos. En el caso de los estudiantes de preparatoria, este temor suele estar vinculado a la inseguridad, el temor al juicio y la presión por obtener una buena calificación.
Entender por qué ocurre es el primer paso. No se trata de eliminar el miedo por completo, sino de aprender a controlarlo. Como cualquier habilidad, la comunicación oral se entrena y mejora con la práctica. Identificar qué te provoca la ansiedad (falta de práctica, no dominar el tema, miedo a equivocarse, etc.) permite crear una estrategia personal para superarlo.
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Técnicas para perder el miedo a exponer
Perder el miedo a hablar en público no sucede de un día para otro, pero se puede avanzar con acciones concretas. Algunas de las estrategias más efectivas para mejorar tus exposiciones son:
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Ensayar varias veces, en voz alta y en diferentes contextos. Puedes practicar frente al espejo, grabarte o pedirle a alguien de confianza que te escuche.
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Dominar el contenido sin memorizarlo palabra por palabra. Entender el tema y dividirlo en bloques de ideas te da más libertad y naturalidad al hablar.
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Usar tarjetas con palabras clave o mapas mentales. Esto ayuda a mantener la estructura sin depender de un guion rígido.
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Incluir recursos visuales como presentaciones, imágenes o esquemas para reforzar tus ideas sin saturar de texto.
Cada ensayo reduce el miedo y fortalece tu confianza.
Cómo controlar los nervios al exponer en clase
Uno de los momentos más difíciles es justo antes de empezar a hablar. El cuerpo reacciona con síntomas físicos: sudoración, palpitaciones, temblores. Para reducirlos, puedes aplicar técnicas como:
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Respiración diafragmática: inhalar profundo por la nariz y exhalar lentamente por la boca ayuda a relajar el sistema nervioso.
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Ejercicios de relajación o estiramientos previos: mueven la energía y liberan tensión muscular.
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Visualización positiva: imaginar que la exposición va bien, con seguridad y buena recepción del público.
Recuerda que el cuerpo también comunica. Tu postura, tu mirada y tus gestos pueden ayudarte a transmitir seguridad incluso si estás nervioso. Mantener una postura erguida, hacer pausas al hablar y mirar a diferentes personas del salón crea una conexión más fuerte con tu audiencia.
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Herramientas para mejorar la expresión oral en jóvenes
Exponer no es solo hablar, es comunicar. Para lograrlo, puedes apoyarte en herramientas como:
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Presentaciones con buen diseño: claras, visuales y con poco texto.
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Historias o ejemplos cotidianos: conectan emocionalmente con quien escucha.
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Preguntas abiertas o retóricas: invitan a la reflexión y aumentan la participación.
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Tecnología interactiva: usar herramientas como Kahoot o Mentimeter puede ayudarte a captar la atención del grupo.
Hoy más que nunca, la educación media superior fomenta la participación activa. Aprovecha cada exposición como un espacio para desarrollar tu voz y tu estilo de comunicación.
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Cómo ganar confianza al hablar en público en la adolescencia
La seguridad no se construye en silencio, sino con práctica. Si te da miedo exponer, una excelente forma de avanzar es empezar en escenarios pequeños y seguros. Puedes participar más en clase, leer en voz alta en grupos reducidos o integrarte a talleres extracurriculares como teatro, oratoria o debates escolares.
Además, busca siempre retroalimentación después de exponer. Saber qué hiciste bien y qué podrías mejorar te permite crecer sin frustrarte. No te enfoques solo en la perfección, celebra los avances, aunque sean pequeños: controlar los nervios, usar mejor tu voz, expresarte con más claridad.
Beneficios de aprender a exponer desde la preparatoria
Saber hablar en público es una habilidad que te acompañará toda la vida. No importa si estudias ingeniería, medicina, diseño o marketing: comunicar tus ideas con claridad y seguridad siempre será una ventaja.
Entre los principales beneficios de desarrollar esta competencia desde la preparatoria están:
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Mayor seguridad personal.
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Mejor desempeño académico.
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Habilidades de liderazgo y trabajo en equipo.
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Capacidad para resolver conflictos y expresar opiniones.
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Preparación para entrevistas universitarias o laborales.
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