Cada 9 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Informática, una fecha dedicada a reconocer los avances en tecnología que han transformado nuestras vidas y a reflexionar sobre los desafíos éticos que acompañan este progreso.
Esta conmemoración no solo resalta el papel de la informática en la innovación y el desarrollo global, sino que también invita a debatir sobre temas cruciales como la privacidad, la equidad en el acceso a la tecnología y la responsabilidad social en el uso de herramientas digitales. En México, esta fecha es una oportunidad para fomentar el diálogo entre estudiantes, académicos y profesionales, promoviendo una visión de la informática como una disciplina no solo técnica, sino profundamente humana, capaz de generar impacto positivo cuando se desarrolla con conciencia ética.
Cada día generamos datos sin darnos cuenta: al usar redes sociales, realizar compras en línea o simplemente al desplazarnos con el mapa activado.
Esa información, que parece inofensiva, es almacenada, analizada y utilizada por empresas y gobiernos para diversos fines, desde ofrecer servicios personalizados hasta tomar decisiones que nos afectan directamente.
Detrás de esta eficiencia tecnológica se esconden preguntas importantes: ¿quién controla estos datos?, ¿cómo se utilizan?, ¿y qué tan protegida está nuestra privacidad? Vivimos en una era donde la informática no solo facilita la vida, sino que también nos enfrenta a dilemas éticos que exigen respuestas claras y responsables.
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La privacidad ha sido catalogada por expertos como uno de los derechos más vulnerables en la era digital. En México, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) señala que el país enfrenta un alto índice de violaciones de datos personales, principalmente en el sector financiero y de telecomunicaciones. Según datos del INAI, en 2022 se registraron más de 500 denuncias relacionadas con el uso indebido de datos personales.
El almacenamiento masivo de datos por empresas y gobiernos plantea un debate sobre cómo proteger la privacidad de los usuarios. Edward Snowden, conocido por exponer prácticas de vigilancia masiva, afirmó: "La privacidad es el derecho fundamental que protege nuestra capacidad de decidir quiénes somos y en qué creemos".
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El big data se refiere al manejo y análisis de grandes volúmenes de datos que, por su tamaño, velocidad de generación y variedad, superan las capacidades de los sistemas tradicionales. Estos datos provienen de múltiples fuentes como redes sociales, sensores de dispositivos, transacciones en línea, y más. Su objetivo principal es identificar patrones, tendencias y relaciones que puedan transformar sectores como la salud, el transporte, la educación o los negocios.
En términos simples, el Big Data convierte el caos de información en herramientas prácticas para la toma de decisiones. Por ejemplo, en México, el análisis de Big Data ha sido clave para proyectos como la optimización del tránsito en grandes ciudades o la personalización de servicios bancarios. Sin embargo, este poder no está exento de controversias éticas, ya que el mal uso de estos datos puede derivar en problemas como discriminación algorítmica o invasión a la privacidad de los usuarios.
Un caso relevante en México fue la implementación de algoritmos en procesos de reclutamiento laboral, donde se detectaron patrones de exclusión hacia ciertos grupos sociales. Según un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), más del 60% de los algoritmos analizados presentaban sesgos relacionados con género y edad.
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La informática tiene el poder de transformar la sociedad, pero con ese poder viene la responsabilidad. Los desarrolladores, empresas y gobiernos deben garantizar que la tecnología sea inclusiva, segura y ética. Esto incluye evitar la propagación de información falsa, minimizar el impacto ambiental del desarrollo tecnológico y garantizar el acceso equitativo a la tecnología.
En México, organizaciones como Codeando México trabajan para fomentar la ética en el desarrollo de software y la transparencia en proyectos tecnológicos, demostrando que la responsabilidad social no es solo una aspiración, sino una necesidad.
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El control de los datos personales recae, en gran medida, en las empresas tecnológicas y los gobiernos que los recopilan.
Corporaciones como redes sociales, servicios de streaming o aplicaciones de compras almacenan información sobre nuestros hábitos y preferencias para fines comerciales, como segmentar publicidad o mejorar sus productos. Sin embargo, esta práctica plantea serias preocupaciones sobre el uso indebido de datos, especialmente cuando estos se comparten con terceros sin el consentimiento adecuado.
En México, la protección de la privacidad está regulada por la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares, pero las filtraciones de información y los ciberataques, como el robo de datos bancarios, evidencian brechas en su aplicación. Según un informe de Statista, México sufrió más de 80 millones de ciberataques en 2022, poniendo en duda qué tan protegida está realmente nuestra información.
Estas cifras demuestran que garantizar la privacidad es un desafío en el que aún queda mucho por avanzar.
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Para enfrentar estos problemas, se requiere un esfuerzo conjunto entre la academia, la industria y los gobiernos.
Es esencial fomentar la creación de normativas que protejan los derechos digitales, incentivar la transparencia en el uso de datos y promover el desarrollo de tecnologías sostenibles. Además, la educación en ética informática debe ser parte integral de los planes de estudio en universidades y programas tecnológicos.
La ética en la informática no es solo una asignatura complementaria, sino una necesidad fundamental para quienes desarrollan y gestionan tecnología en la actualidad. A medida que el impacto de la informática crece en áreas como la salud, las finanzas y la seguridad, los profesionales deben estar preparados para enfrentar dilemas éticos complejos.
En México, universidades e instituciones académicas están integrando temas éticos en sus planes de estudio, conscientes de que formar a tecnólogos responsables es crucial para evitar abusos como el uso indebido de datos o la creación de algoritmos discriminatorios.
Los programas de educación en informática deben enseñar a los estudiantes a identificar y cuestionar los posibles impactos de sus creaciones, promoviendo una cultura de transparencia y responsabilidad social. Esto incluye abordar casos prácticos, como el uso ético del big data, la privacidad de los usuarios, y el diseño de tecnologías accesibles para todos los sectores de la población. Además, fomentar el pensamiento crítico en los futuros desarrolladores les ayuda a reflexionar sobre cómo sus decisiones pueden influir en la sociedad y en los derechos fundamentales de las personas.
En una entrevista reciente, Tim Berners-Lee, creador de la World Wide Web (www), afirmó: "La tecnología debe empoderar a las personas, no controlarlas. Necesitamos formar a ingenieros con valores sólidos, que entiendan que cada línea de código puede tener un impacto ético y social significativo". Estas palabras subrayan la importancia de incluir la ética como un eje transversal en la formación de los especialistas en informática, asegurando que estén equipados para afrontar los retos del mundo digital con integridad y compromiso.
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La Universidad del Valle de México (UVM) ofrece la Licenciatura Ejecutiva en Ingeniería en Tecnologías y Sistemas de la Información, un programa diseñado para formar profesionales capaces de liderar proyectos tecnológicos y enfrentar los retos de la transformación digital con un enfoque ético y social. Esta licenciatura integra áreas clave como desarrollo de software, análisis de datos, ciberseguridad y gestión de proyectos, lo que permite a los estudiantes adquirir una formación integral para responder a las necesidades del mercado laboral actual.
Además, al estudiar esta ingeniería en modalidad online, tienes la flexibilidad de combinar tus estudios con otras actividades, sin sacrificar la calidad educativa.
La UVM también ofrece diversos apoyos, como becas académicas y acceso a convenios con empresas, para que puedas desarrollar todo tu potencial.
Con esta formación, no solo obtendrás las herramientas necesarias para sobresalir en un campo en constante evolución, sino también la preparación ética para tomar decisiones responsables que contribuyan al bienestar social y tecnológico.