El problema de sobrepeso y obesidad infantil en México se origina principalmente por tener hábitos de alimentación inadecuados: el bajo consumo de frutas y verduras entre los chicos y el excesivo consumo de bebidas azucaradas son de los más comunes y la razón por la que se detona la diabetes en menores de edad.
Así lo indican los resultados del “Estudio sobre hábitos de alimentación en niños: la perspectiva del niño y su mamá” realizado en 2015 por el Centro de Opinión Pública de UVM con 476 niños de entre 6 y 16 años de edad y a sus mamás.
Poco más de la mitad de las mamás reconoce que para definir la dieta de su familia se basa en la forma en que comían en su hogar cuando era joven. Y el 60% de las madres entrevistadas asegura que en su familia hay antecedentes de diabetes.
Problemáticas identificadas
Los hallazgos del estudio muestran que no se trata solamente del tipo de alimentos que se consumen, sino de los hábitos que acompañan a los alimentos.
Ocho de cada diez madres consideran que su familia come cantidades adecuadas de los alimentos, y aunque sienten que no sirven platos muy abundantes, la mitad de los niños considera que sí les sirven mucha comida, “porque eso es lo correcto”.
45% de los niños reconoce que el refresco forma parte de su dieta cotidiana (porcentaje que contrasta con el 37% de mamás que lo admite) y tanto madres como hijos reconocen que todas las comidas se acompañan con pan y/o tortillas (prácticamente 70%).
47% de las madres de familia y 44% de los niños y jóvenes encuestados perciben que en la “tiendita” o cooperativa de la escuela no se venden cosas saludables, y 67% de las mamás sienten que la escuela no es cuidadosa con lo que se vende afuera de ella.
En poco más de una tercera parte de los hogares se acostumbra sentarse a la mesa con libros, periódicos o gadgets (de acuerdo con la respuesta de los niños). El 53% de los niños aceptan que mientras comen ven la televisión.
60% de las mamás y 68% de los niños reconocen que se deben terminar todo lo que se les sirve de comer, lo que no permite que el niño defina cuándo está satisfecho y genera malos hábitos de alimentación.
Tres de cada 10 niños y jóvenes no realizan ejercicio adicional al que hacen en la escuela.
En 54% de los hogares se reconoce que los hijos pasan más de dos horas frente a la computadora o dispositivo móvil, siempre o algunas veces.
En 13% de los hogares pasan más de dos horas jugando con videojuegos, lo que en consecuencia limita la cantidad de actividad física que los hijos pueden realizar.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud y la Secretaría de Salud de nuestro país, cerca de 34% de los niños presentan sobrepeso u obesidad, atribuido tanto a la falta de activación física como a una dieta poco equilibrada.
El plato del buen comer recomienda el consumo de un alimento de cada grupo en cada una de las comidas; el número de porciones de proteína, por ejemplo, debería acercarse mucho a un promedio de entre 3 y 5 porciones al día (considerando tres comidas principales y 2 colaciones).
Lamentablemente, pocas son las personas que procuran hacer el hábito de consumo similar al plato del buen comer. Lo cierto es que la prevención de la diabetes y de muchas otras enfermedades radica en gran medida en la sana y adecuada alimentación, combinada con la actividad física. Fomentar en los niños y niñas la disciplina alimenticia es la mejor forma de garantizar su sano crecimiento y basta con llevarlos al nutriólogo para que les haga una valoración y un programa alimenticio.