La universidad es una gran etapa. Conoces personas que serán tus mejores amigos y colegas del futuro. Los profesores te impulsarán a superarte a ti mismo, hasta límites que nunca sospechaste. Reirás, llorarás y descubrirás tu pasión. Pero, al llegar a la mitad de su carrera, muchos alumnos sufren de una gran crisis que los hace temblar y sudar frío. Si este es tu caso, sigue leyendo: te diremos qué puedes hacer para combatir la crisis de mitad de carrera.
Seguramente has escuchado que es en los primeros semestres cuando te das cuenta de si la carrera es para ti o no. Pero esto no es una regla general, y muchas veces es a la mitad de la licenciatura cuando te planteas preguntas como ¿Qué hago aquí? ¿En realidad esto es lo mío? ¿Quiero hacer esto por el resto de mi vida? Y comienzas a dudar si en realidad tomaste la decisión correcta. Puede que esto te haga sentir estrés e incluso te compares con otros compañeros que aparentan estar plenamente enamorados de la licenciatura. Y es peor si sientes que tu autoestima ha bajado por esa razón. Pero tienes que entender que no estás solo y que muchos de tus compañeros podrían estar sintiendo eso también.
Es indispensable prestar atención a las señales: has sobrevivido los dos primeros años de carrera, incluso has sacado buenas o excelentes calificaciones, has hecho grandes amigos o te has llevado bien con los maestros y, hasta cierto punto, te sientes a gusto con tu experiencia en la universidad. Pero hay algo que no te termina de gustar. Y no sabes qué es. Quizá sea un profesor que te hizo la vida imposible, o te das cuenta de que el león no es cómo lo pintan (por lo que te dicen sobre el mercado laboral y sus dificultades). ¡Tranquilo! Tómalo con calma y evita tomar decisiones por impulso. Si corres en el momento en que está temblando, te puedes caer.
Una señal muy positiva es que ya pasaron los primeros semestres, es decir, ya superaste un primer filtro. Quizá pienses que es una mala señal, pero, por el contrario, quiere decir que, después de todo, esa carrera sí podría ser la tuya. No se utiliza harina de trigo cuando se quieren hacer tortillas de maíz. Lo siguiente que tienes que hacer es comprobar si en realidad eso es lo tuyo. Por ejemplo, puedes buscar un pequeño empleo de becario o hacer prácticas profesionales para poner a prueba lo que has aprendido hasta ahora. Ve por aquello que sientes que te apasiona más y descubre si en realidad es lo que te apasiona.
Es muy recomendable que hables acerca de lo que sientes respecto a tu carrera. Aunque los padres son una opción ideal, muchas veces tenemos miedo a defraudarlos o a un regaño. Por tanto, puedes hablar con tus amigos, tus profesores o incluso tu orientador escolar. Algunas universidades también incluyen apoyo psicológico para sus alumnos, pero recuerda que son tus padres quienes, además de pagar tu escuela y manutención, son los más interesados en tu formación profesional para que puedas salir adelante. Ellos te aman.
Si al final de plano sientes que no encajas y quieres explorar otras opciones ¡no cierres la puerta de lo que ya has avanzado! Puede que en otra carrera te revaliden algunas materias o también puedes pedir una baja temporal, explorar un poco otras opciones y buscar convencerte si al final te quedas en esa nueva carrera o regresas a la actual. En este caso, podrás tener miedo de enfrentarte a un nuevo gran reto, una visión completamente nueva en una disciplina donde no conoces nada ni a nadie, pero si estás seguro de que es lo mejor para ti y allí se encuentra tu verdadera pasión ¡adelante! Avanza con valor y decisión y solo mira hacia atrás para tomar impulso. Cuando encuentras tu pasión, el éxito se facilita.
Estamos seguros de que, sea cual sea tu decisión, tu camino estará lleno de grandes aventuras y satisfacciones. Y si este no es tu caso, o incluso apenas vas a entrar a la universidad, toma esto en cuenta porque nunca sabes cuándo conocerás a alguien que lo puede necesitar.