Por Lorena Segura*
Cuando a uno le preguntan su mayor defecto, generalmente contesta con algo vago y no tan malo como “soy extremadamente perfeccionista” o “muy puntual”. Lo mismo sucede cuando nos preguntan en una entrevista de trabajo sobre algún fracaso. Lo primero que nos cruza por la mente es “no puedo decir realmente trágico porque no me contratarán”. Pero te tengo una noticia, el fracaso también trae aprendizajes y lecciones que un reclutador espera que hayas aprendido. Así que contar tu historia no tiene nada de malo, pues la manera en la que uno fracasa y lidia con eso, llega a determinar qué tan exitoso uno puede ser. Hay dos lados de la moneda: lo ves como una catástrofe total o te acerca a definir tus metas.
No hay nada más interesante que escuchar a un empresario o emprendedor contar por qué no le fue bien en algún punto de la vida y cómo lo resolvió. Además, te da más confianza una persona que reconoce sus tropezones, que alguien que va por pregonando que jamás ha fallado en la vida. Para que puedas sacarle todo el jugo a tus descalabros, te compartimos estas tres claves:
Calma tu ego. El ego es traicionero y hay algo en él que te hace querer tener la razón siempre. Fracasar es vencer a tu ego, hacerle ver que no siempre lo que piensas es correcto y que la gente se equivoca. Si de entrada nunca aceptas la razón del fracaso, esto te traerá muchos problemas en la vida laboral. Recuerda que para los reclutadores no hay nada peor que una persona presuntuosa o que no acepte sus errores. Es una señal de que no podrán trabajar en equipo, pues la culpa siempre será de los demás.
Reconsidera lo que pasó. Generalmente cuando algo sale mal, uno se frustra y no quiere saber más del tema. Tras un fracaso, es necesario que pienses nuevamente las cosas, reconsideres y encuentres nuevas formas para llegar a tu objetivo. ¿Qué pasaría si tu jefe te dice que algo salió mal en el proyecto que encabezabas? No puedes sentarte a llorar. Lo que necesitas es evaluar lo hecho y encontrar el error para corregirlo. Parece fácil, pero mucha gente no es capaz de darse cuenta en qué se equivocó.
Fracasar no te hace un fracasado. El fracaso es un resultado de algo, no es una forma de describirte. Es más, te encuentras un paso más arriba de las personas que solo sueñan con hacer algo, pero ponen tantos peros que finalmente no inician nada. Toma en cuenta que no te fuiste por la segura, lo cual es una buena cualidad para un candidato. Siempre es más atractivo para un reclutador alguien que ha tenido experiencias diversas, pues saben manejar el riesgo mejor que las personas que nunca desean arriesgar.
Debes tener en mente que cuando un reclutador te pregunta sobre malas decisiones o por qué no llegaste a la meta (pasa mucho en el caso de ventas), quieren ver cómo reaccionas a esa pregunta. Lo que intentan descubrir es que seas capaz de enfrentar el fracaso, pero que puedas explicar siempre el contexto y qué aprendiste.
Es muy importante cómo lo comunicas y ten claro que es tu momento de contarle al reclutador cómo convertiste esa debilidad en fortaleza. Debes conocer tus puntos débiles o fracasos y enumerarlos antes de ir a una entrevista. Pero nunca es bueno ir con una respuesta demasiado ensayada. Como consejo final, siempre habla sobre debilidades o fracasos laborales. La gente no necesariamente quiere enterarse de tu vida personal. Siempre intenta dar un ejemplo de algo que de una pista de lo bueno que eres resolviendo problemas en el trabajo. Si es tu primer empleo, puedes hablar de algún caso en la escuela o en tu examen profesional.
Acuérdate que no hay respuestas malas, el punto es lo que tengas claro lo que hayas aprendido.
*Publicación original de Profesionistas.org.mx